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Los cálculos renales son una afección muy dolorosa, que sin un adecuado diagnóstico y tratamiento puede conllevar peligrosas consecuencias para nuestro organismo. Según un estudio del Instituto Urológico de Nueva Orleans, una de cada 10 personas presentará esta enfermedad al menos una vez en su vida, y quienes ya la padecieron tendrán mayor probabilidad de volver a presentarla. Los cálculos renales se definen como “litiasis o piedras que obstruyen el sistema urinario, las cuales pueden ubicarse en riñones, uréteres, vejiga y uretra. Estos materiales sólidos se forman a partir de las sustancias presentes en la orina, por lo que existen diversos tipos de cálculos. Los de calcio son los más frecuentes y se deben a su exceso en el organismo; también existen cálculos de ácido úrico, el que puede cristalizarse y formar estas piedras; de estruvita, originados por bacterias o infecciones urinarias; y, finalmente, cálculos de cistina, los más extraños, ya que se deben a un trastorno hereditario que afecta a los riñones. El principal síntoma que indica que se padece de cálculos renales es un dolor intenso, que puede llegar a invalidar, localizado en la espalda e incluso en los genitales. Otros síntomas son las náuseas, vómitos, dificultad para orinar, presencia de sangre en la orina, taquicardia y disminución del peristaltismo intestinal, es decir, en la contracción del intestino. El Dr. Cristián Palma, del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, señala que “el diagnóstico es realizado por el médico de acuerdo a la historia clínica característica y al examen físico, pero es útil realizar un examen llamado Pielo-Tac, que permite tener información del tamaño, ubicación y dureza, factores fundamentales a la hora de seleccionar el tratamiento más efectivo y descartar otras enfermedades que pueden imitar a los síntomas producidos por el cólico renal.” Por tanto, la forma de tratar este padecimiento varía según el tamaño y ubicación del cálculo. Una primera línea de trabajo consiste en la expulsión espontánea de la piedra siempre y cuanto esta mida menos de 5 mm., la cual debiera ocurrir dentro de las cuatro semanas siguientes a la presentación de los primeros síntomas. Durante este periodo, se utilizarán fármacos analgésicos y otros que podrán facilitar la remoción del cálculo. e instrumental artroscópico. Sin embargo, cuando el cálculo renal no es eliminado por estos medios, la siguiente alternativa es la cirugía. “Las opciones de tratamiento quirúrgico son la litotricia extracorpórea (fragmentación de cálculos por ondas), cirugías endoscópicas y cirugías abiertas tradicionales”. Es importante que los cálculos renales sean tratados a tiempo, pues pueden producir infecciones, daño renal a largo plazo e incluso la muerte, cuando se asocian a infección grave. Es muy peligroso presentar piedras en los riñones asociado con fiebre, durante el embarazo, en pacientes con un sólo riñón o con ausencia de orina, por lo que debes acudir al hospital si presentas alguna de estas características. |
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